martes, 30 de abril de 2013

"La Red Social" (2010) y la amenaza de la privacidad pública



Es innegable la influencia que las redes sociales han tenido en nuestra vida en los últimos años. No solo por su propio papel como medio de comunicación y contacto con los demás, sino también por su progresivo empape de todos los aspectos de la sociedad, donde se han ido infiltrando poco a poco hasta estar en el último rincón de nuestra existencia. Las artes, obviamente, no iban a ser una excepción a esa invasión, algo de lo que empecé a darme cuenta mientras veía una estúpida escena en la afamada película de Marvel Thor.



Era solo cuestión de tiempo que alguien se decidiera a hacer una cinta basada en la creación de esta archiconocida red social llamada Facebook, y ese rol como paladín de Mark Zuckerberg decidió asumirlo el señor David Fincher, un hombre que empezó en la industria trabajando para Industrial Light & Magic, y cuyo primer largometraje fue la decente Alien3. Alguien que ha dirigido Se7en, El juego (más floja, es cierto, pero nada mala), El club de la lucha, La habitación del pánico, Zodiac o El curioso caso de Benjamin Button. Hasta 2010 esa era toda su filmografía, muy elogiable, y decidió entonces meterse en una piscina un tanto arriesgada, apostando por el caballo de Facebook, y La red social (poco después completaría lo que para mí es su declive con la adaptación americana de las dichosas novelas de Stieg Larsson, tan populares hoy en día).


En primer lugar, y antes de entrar a analizar el contenido de la película, me parece justo hacer una breve reseña de su apartado técnico y artístico, porque creo que la sobrevaloración de que está rodeada suele impedírnoslo bastante… Vamos a ello. 

Nos encontramos con la historia de que Mark Zuckerberg, como todos sabemos el archiconocido creador de Facebook, se ve demandado en primer lugar, por tres estudiantes de Harvard que le acusan de haber plagiado la idea; y en segundo lugar, por el brasileño Eduardo Saverin, amigo suyo y cofundador de la red social. En el transcurso de las reuniones con los abogados se nos va descubriendo todo el proceso de creación de la web, y los dramas personales de cada uno de los implicados. 

La historia que se narra no solo es interesante y engancha al espectador, sino también verídica. Esas demandas existieron, y no hicieron mucho bien a Zuckerberg… siendo el resultado más evidente de ellas (aparte de los millones desembolsados) el hecho de que Saverin comenzó a aparecer en las páginas de Facebook como cofundador de la red social. El problema está en el guión, lleno de lagunas que hacen que el espectador, o conoce perfectamente la historia real en que se basa la película, o se pierde por completo. No tiene sentido, por ejemplo, que no se desvelen hasta los últimos 15 minutos de la cinta los motivos por los que Eduardo demanda a Mark… y solo ocurra parcialmente. Si se contara toda la historia (que Mark ninguneó a Eduardo, además de engañarle con los contratos… influido probablemente por Sean Parker) sería un recurso maravilloso, pero al no hacerse de esta forma, queda todo un poco en el aire. No solo este detalle: también hay personajes que de pronto desaparecen sin dejar rastro, o hilos argumentales que no se cierran (como la relación entre Parker y Zuckerberg). En segundo lugar, la estructura narrativa, si bien es muy buena, con la combinación de los flashbacks y las distintas reuniones, y por tanto con una línea temporal muy interesante, es demasiado enrevesada, lo que provoca que a veces el espectador se pierda un poco en lo que está ocurriendo, sobre todo al principio. Y el hecho de que Mark lleve prácticamente siempre la misma ropa no ayuda demasiado.

Creo que esta manía de tener 20 camisetas iguales la impuso Steve Jobs... ¿Millonarios contra la moda?
Y en cuanto a los personajes… No me ensañaré mucho ya, que llegamos a lo malo. Solo diré que Jesse Eisenberg (para los que os gusta el cine, el chico de Zombieland), es EL **** GEMELO MALVADO E INEXPRESIVO DE MICHAEL CERA (para los que os gusta el cine, otra vez, el chico de Scott Pilgrim o Kick-Ass), y la primera persona que logra hacer que Justin Timberlake parezca un buen actor, algo que ni siquiera Madonna había conseguido. Porque sí, también está el señor Timberlake, haciendo el papel de Sean Parker, dicharachero fundador de Napster, y otro de los grandes errores de la producción… Es un personaje al que, como veremos ahora, se le podía haber sacado mucho jugo, pero que la mediocre (aunque de las mejores de la cinta) actuación de Timberlake hace desmerecer muchísimo. Aunque si le pedimos que se dedique a la música, no ganamos mucho…

Pullas aparte, las interpretaciones son, en una amplia mayoría, horribles. Hay que reconocer que Andrew Garfield, como Eduardo, no lo hace nada mal, a pesar de parecerse bastante poco al personaje de la vida real al que interpreta (ninguno se parece demasiado) y es el único cuya interpretación es más expresiva que la de una pared de ladrillo… Quizás por eso es un personaje con el que empatizamos bastante, aparte de porque tiene razón en todo momento, o casi, hay que reconocerlo.

Y el doblaje… Ay, qué despropósito. Tengo que remontarme a principios de los 90 para encontrarme un doblaje tan horrible como éste. Todas las actrices tienen la misma voz horrible de adolescentes que no saben actuar… Realmente infumable, en serio. Los tíos mejoran un poco, se nota al menos que son profesionales. Malos, pero profesionales. Las tías, ni eso siquiera (no exagero, las actrices están claramente dobladas por amateurs, no por voces profesionales).

"¡Hola! Somos las dobladoras de esta cinta y vamos a destrozar tus tímpanos durante las próximas dos horas"

Siguiendo con el sonido, y para ir cerrando ya este apartado técnico, cabe destacar la magnífica banda sonora. Nine Inch Nails podrá gustarte o no gustarte, pero el trabajo que Trent Reznor hace en la película es una auténtica gozada, sin duda merecedora del Óscar que se llevó. De las tres estatuillas que logró la película, de hecho, es la más merecida, siendo la de Montaje aceptable, y la de Guión Adaptado una broma. Pero ni siquiera el sonido se salva del todo, porque a pesar de la genial banda sonora, la mezcla es malísima, y la mitad de las veces la música o el sonido ambiente tapan los diálogos. Algo que a veces se agradece mucho… Y a veces no.

Porque, abandonando ya la crítica propiamente dicha, y pasando al análisis, tengo que decir que es en ciertos diálogos donde más jugo podemos sacar a la película. Vale que en la trama en sí también hay miga. Podemos debatir sobre la moralidad de Zuckerberg a la hora de plagiarle la idea a otros, pero tampoco creo que haya mucho debate por esa parte. Hablando de Jobs y Gates, piratillas del valle de silicona, ya discutimos que el “plagio”, la “inspiración” era la base de la industria de las nuevas tecnologías, pero es que en este caso no se puede hablar ni de plagio siquiera. Harvard Connection tiene poco o nada que ver con Facebook, que se asemeja mucho más (el propio Mark lo dice en la película) a redes sociales como MySpace… Él lo único que hace es ver una idea que ya estaba ampliamente difundida y que funcionaba bien, sobre la que nadie tenía derechos ni patentes, y mejorarla en base a lo que él pensaba que el público estaba demandando.

El ninguneo que se hace de Saverin quizás sí daría para más debate, pues no se termina de saber si lo provoca la propia megalomanía de Zuckerberg (que es posible, porque se da a entender lo mucho que le gustaba que le reconocieran como autor de una idea), o por influencia de Sean Parker… Que es una joya, una auténtica joya de personaje.

Es más, la figura de Parker me recuerda en cierto sentido a la de Steve Jobs, compartiendo Zuckerberg y Saverin el rol de Bill Gates. Estos últimos tienen una idea genial, maravillosa, pero no saben venderla a la gente… Quizás su idea sea mejor, pero no logran conectar con el público o, al menos, con el público con dinero. Sean Parker, sin embargo, quizás no es tan genial como ellos, pero es un as del marketing, capaz de convertir Facebook en una fábrica de millones, gracias a su tremenda personalidad y a su capacidad para venderse a sí mismo y a sus ideas. Él piensa diferente; los demás no.

No estoy atacando a los usuarios de Apple, ¿eh? Yo también tengo un iPad y una neurona.

Por otra parte, es un tanto curiosa la transformación de Zuckerberg… En cierto momento de la película (bueno, de forma constante), Mark no hace más que insistir en que los anuncios no son algo bueno, ya que aunque permitan ganar dinero a los administradores de la red social suponen algo negativo para el usuario, que le resta atractivo a la idea. Sin embargo, todos los usuarios de Facebook conocemos los anuncios que aparecen a menudo, especialmente en el margen izquierdo del muro, contratados por las grandes empresas o por los particulares que se lo pueden permitir. Y es que Facebook necesita de esa publicidad, que supone el 85% de sus ingresos, para sobrevivir (el 15% restante son las aplicaciones de pago, que son las menos), si quiere seguir siendo una página gratuita. Y tiene que serlo, porque en el momento en que decida cobrar una cuota por usar la página surgirá una nueva red social, idéntica en todo a la anterior salvo en su gratuidad, y Facebook y su cuota de suscripción se hundirían sin remedio en el limbo informático.

Facebook podría dormir con los peces, al lado de Messenger y los electrones...

Porque es muy importante ese aspecto de la gratuidad. Cuando a Sean Parker le afean que Napster se dio de bruces contra la realidad y no benefició en nada a su creador, él contesta “Napster no fue un fracaso. Cambió la industria de la música para siempre. Quizá no fuera un buen negocio, pero cabreó a un montón de personal”… Y lo que es más importante y no se dice, Napster abrió ese camino a modelos de negocio legales y gratuitos de intercambio de contenidos (música en este caso, en un sistema que heredaría Spotify) en la red… Un modelo de negocio que ya, en la sociedad actual donde cuanto más barato sea todo mejor, y donde por desgracia muchas veces se identifica valor con precio, será imposible de abandonar.

El último tema que se plantea a rasgos generales en la cinta es el peligro que supone el hecho de que cualquier mentira publicada en la red, cualquier información tergiversada basta para desacreditarte. Es el caso de Saverin con sus acusaciones de maltrato animal, una broma que al final está a punto de pasarle factura al brasileño, y que demuestra que el refrán de “si el río suena, agua lleva” (que tiene una vertiente más vulgar que no daré a conocer aquí), no siempre es cierto. En Internet basta con una frase mal intencionada para que la gente comience a sospechar que algo hay de malo en esa persona a la que te estás refiriendo, probablemente sin fundamento.

Y eso nos lleva a otro aspecto muy interesante, ya en los diálogos… Hay un momento de la cinta en que Erika, la ex novia de Zuckerberg, le dice a éste “es como si todos tus pensamientos fueran tan brillantes que sería un crimen desperdiciarlos”. Y no puedo estar más que de acuerdo con esa frase. Muchos de los usuarios de las redes sociales terminan/termináis (terminamos) por convertirnos en cronistas de nuestra vida, anotando y contando al milímetro mil estupideces que hacemos, mil ideas que nos vienen a la cabeza, esperando que alguien las aplauda y las elogie. Nos convertimos en aduladores de nosotros mismos, en monos de feria que bailan al son de la flauta de nuestro minuto de gloria, esperando que ese minuto se alargue. Y no solo eso, sino que desde el otro lado de la pantalla también somos nosotros quienes aplaudimos la más mínima chorrada que haya dicho el famoso de turno o nuestro vecino de arriba, en una aprobación que en persona jamás le daríamos por parecernos lo que cuenta estúpido o superfluo.

Seguro que si fuera una hamburguesa vegetariana tendría todavía más likes. Elitismo al poder. 

Este interés por lo banal, además, es lo que convierte a Facebook (y a todas las redes sociales, al fin y al cabo) en, como dice un personaje de la cinta, “una pasada, pero extrañamente adictiva”. Es quizás ese el mayor problema de las nuevas tecnologías, que aunque nos permiten estar conectados todo el tiempo, también nos impiden muchas veces desconectar, sufriendo de síndrome de abstinencia si no recargamos la página de Facebook cada 30 segundos, esperando nuevos comentarios, nuevas “amistades”, nuevos contenidos que devorar… El propio Mark Zuckerberg parece terminar fagocitado por ese ansia adictiva en la última escena de la película, cuando agrega como amiga de su propia red a Erika, y recarga la página constantemente esperando ver si le ha aceptado o no.

Pues no sería la primera vez que, como ocurre aquí, ese interés roza el espionaje. La desconfianza parece reinar cuando todo el mundo puede saber dónde está todo el mundo (según la nueva política de privacidad de Facebook, y a no ser que lo configures para que no sea así, al enviar mensajes aparece inmediatamente debajo una nota diciendo desde donde los envías), y ya necesitamos pruebas empíricas para creer en lo que nos dicen. El Gran Hermano, que creímos destruir con las nuevas tecnologías (cuando lo que hicieron estas en realidad fue convertirnos a nosotros mismos en ese Gran Hermano) nos vigila sin descanso, y es esa capacidad de cuasi omnisciencia, de saber todo sobre todo el mundo, lo que nos engancha tan peligrosamente a la red social (Cristi, la novia de Saverin, demuestra esta neurosis a la perfección).

Pero la culpa no es ni más ni menos que nuestra. Como ya dije en su día en este blog, nadie nos obliga a estar registrados en redes como Facebook. Nadie nos obliga a dar nuestros datos. Nadie nos obliga a subir nuestras fotos. A compartir nuestros gustos. Nadie nos obliga. Lo hacemos porque queremos, de forma voluntaria, porque nos gusta gozar de ese minuto de gloria que comentaba antes. Nos entretenemos arrojando contenidos sin parar, sin saber dónde está el límite, y luego nos quejamos cuando Facebook utiliza esa información “sin permiso”… haciendo uso, en realidad, de un permiso que le hemos dado al aceptar términos y condiciones de uso que jamás leemos, al primar comodidad sobre privacidad, y fama sobre el seguro y mucho más aconsejable anonimato virtual.

Adivinad dónde acaban los contratos de privacidad y las condiciones de uso de Facebook... 

Y lo más peligroso es que ese contenido que cedemos, esa información que damos, permanece en el limbo electrónico para siempre. “En Internet no se escribe con lápiz, se escribe con tinta”, dice alguien (creo recordar que Erika, pero no estoy seguro) en la cinta. Y es cierto, lo escrito permanece, y basta con que una persona lo vea, aunque sea durante un segundo, para que ya no sea un secreto. La enorme velocidad y la amplitud de difusión de la información suponen una moneda de doble cara y doble filo incluso, que muchas veces cae de canto y se vuelve contra nosotros por los dos lados. Queremos que nos conozcan, pero sin que sepan quienes somos; queremos fardar de ciertas cosas, pero solo en ciertos ambientes; queremos estar siempre en boca de todos, pero sin pasar de moda; queremos ser conocidos, pero sin esfuerzo… Queremos, en fin, un paraíso que nos proponían algunos gurús de las nuevas tecnologías, pero que no podrá cumplirse por el mal uso que hacemos de ellas, siendo Facebook uno de los ejemplos más claros al respecto.

Porque poco a poco, todas esas mejoras que ofrece Facebook, que presuntamente pedimos los usuarios, no hacen sino conducirnos a ese abismo de desinformación y falta de privacidad del que hablábamos antes. Cada día resulta más cómodo el uso de la red, pero cada día lo criticamos más, porque tenemos miedo de que desaparezca por completo el último resquicio de privacidad que aún tenemos. Y sin embargo, no lo abandonamos. La adicción se hace patente.

Y una vez que se hace patente, es muy difícil dejar el vicio. Probad a cerrar todas vuestras cuentas en las redes sociales. Dejad el móvil apagado durante una semana. No escribáis en ningún blog. No entréis en ningún foro. No abráis el correo electrónico, no cojáis las llamadas a casa… No viváis conectados las 24 horas del día. Cuanto más tiempo logréis aguantar sin hacer nada de esto, más cerca estaréis de recuperar la privacidad que todos hemos perdido sin casi darnos cuenta.

Jorge Lázaro

14 comentarios:

  1. Buenos días,

    Facebook se ha convertido en una potente herramienta, que ha cambiado la manera de comunicación y de obtener información.

    A través de esta red social, podemso comunicarnos con cualquier persona del orbe en cualquier momento, lo que rompe con los anteriores paradigmas de la comunicación. Muchos teóricos de la comunicación están estudiando los efectos de las redes sociales en la red y la sociedad, por lo que no voy a entrar en ese tema. En cualquier caso, en los últimos años y en los posteriores estamos viviendo una revolución total.

    Facebook, por otro lado, ha sabido crecer rápidamente en pocos años, convirtiéndose en poco tiempo en la red social más utilizada. Mark Zuckerberg fue un visionario, pese a las múltiples acusaciones plagio a las que se enfrentó (como se ve en la película).

    La red social, como película tiene un punto de vista demasiado sensacionalista. No podemos conocer todos los hechos que llevaron a la creación de Facebook.

    Mark Zuckerberg, aparece como un megalómano, casi como una persona fría y hasta cruel, pero realmente, parece que no se da cuenta de como sus actos influyen en su entorno. Además, parece demasiado influenciado por la figura del creador de Naspter.

    Aun así, la película es medianamente aceptable, pues aunque tenga un punto de vista amarillista, recoge con cierta fidelidad los comienzos de Facebook y cómo se puedo crear una empresa multimillonaria desde una humilde habitación de una residencia en Harvad.

    Facebook aún nos tiene que dar muchas sorpresas, pues todavía es muy joven y la red está cambiando constantemente y seguramente oiremos hablar de ella durante mucho tiempo.

    Muy buena entrada jorge (¿te aburrías anoche, eh?).

    Javier Rodríguez

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  2. Ay, señor, señor. Sin entrar a valorar en todo su esplendor esta "cosa" (lo siento, pero la peli en sí es MUGRE), analizando el tratamiento de los temas y sucesos que tuvieron lugar, lo único que puedo decir es que el amarillismo mola mucho. Y si es para que la gente entre en masa al cine con el propósito de descubrir cómo nació la red social más famosa del siglo XXI, el resultado puede ser catastrófico, aunque sin llegar al nivel de exageración de Los Piratas de Sillicon Valley. Para hacer más apetecible la película, nada mejor que meter subtramas sin ningún sentido, actores a los que les podía las desgana y, todo esto, en dos horas de película que se te pasan como si fueran TREINTA Y CINCO. Sin consultar ni una sola fuente fiable, la película provocó un gran revuelo en su momento por considerarse polémica porque muchas de las cosas que aparecen en el film no están probadas. ¡Ni ocurrieron nunca, ya que estamos! Hollywood quiso ganar dinero a base de contar una historia puntillosa y retorcida acerca del nacimiento de Facebook, con el Mark Zuckenberg más plano e hijo de puta que haya existido, y con Justin Timberlake como estrella invitada del bodrio.

    En otro orden de cosas, y una vez desahogado, Jorge tiene razón. Somos unos adictos, unos yonquis de Internet. Es la droga silenciosa de nuestra era. No te destruye por dentro ni te conduce a la muerte, pero sus consecuencias son más variables y, a la larga y según el tipo de persona, malas o muy malas. ¿Quién no tiene hoy Facebook, Tuenti o Twitter? ¿O las tres juntas? ¿Quién no quiere desahogarse con el resto del mundo aunque tus penas importen una mierda pinchada en un palo? Internet te otorga eso, ansias de fama y de darte a conocer. Que la gente conozca tus gustos, emociones, cómo te sientes en cualquier momento del día... Sí, puede parecer una locura, pero hoy en día estamos más que acostumbrados. Y esto no va a parar, va a ir a más. Pero, entre nosotros: ¿a alguien le preocupa?

    P.D.: la entrada es brutal. Tenía que decirlo.

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  3. Pues yo voy a romper una lanza a favor de "La Red Social" (sí, llevo discutiendo con Jorge al respecto durante semanas).

    Es simple: la película es lo que es. No engaña en ningún momento. ¿En serio alguien esperaba un drama? ¿O un thriller? No, la película cuenta cómo nació Facebook. ¿Se podría haber hecho mejor? No lo discuto. Pero no creo que podamos calificar de mala a una película cuando consigue lo que pretende: entretener a un público poco exigente durante un par de horas y llevar a mucha gente al cine.

    Es como criticar que "Los mercenarios" es mala porque su guión es simple como una patata y también tiene fallos de guión. Pues sí, todo eso es cierto, pero la película no pretende ser nada más allá de lo que es.

    Respondiendo a Pablo, pues sí, somos adictos a Internet. Quien diga lo contrario es porque, o bien no tiene Internet, o bien miente. Pero siempre que no llegue a ser algo enfermizo, no veo dónde está el problema. No sé, contamos nuestras mierdas (sí, mierdas, con todas las letras) en las redes sociales a gente a la que ni le importan ni le interesan pero le dan al like y las retwittean. No sé, no veo dónde está el problema.

    En fin, después de haber creado polémica un rato, me retiro a mi cueva.

    Buena suerte!

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  4. El problema es que, a diferencia de "Los Mercenarios", "La Red Social" sí promete más de lo que ofrece. Es una película que se presuponía tenía una estructura y un guión maravillosos, a pesar de una historia sin demasiada miga. Se presuponía que como conjunto era una gozada, y de hecho estuvo nominada a 8 premios Óscar (incluyendo "Mejor película" y "Mejor director"). Y sobre todo, está dirigida por David Fincher, que es un maldito genio del Séptimo Arte, y tuvo un presupuesto considerable. Obviamente, a una película así no es que le pueda exigir, es que le debo exigir que sea buena, con esas credenciales. No es una película hecha para pasar el rato, es una película que pretende perdurar.

    Y en cuanto a la adicción... El problema está cuando nos creemos que las mierdas que vomitamos le interesan a la gente. Mientras nos demos cuenta no pasa nada. El problema está cuando se nos sube a la cabeza. Y no solo eso: también está el problema cuando la adicción a Internet nos impide vivir más allá, en la vida real, alejados de ese mundo virtual...

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  5. Para mi la película está bastante sobrevalorada, empecemos por ahí...Pero en mi caso, eso lo presuponía antes de verla. Ante esto, cuando finalmente la vi, me dejó como pensaba que me iba a dejar. Está aceptablemente bien para pasar el rato. Verla una vez y adiós muy buenas. Lo que más critico yo de la película son la actuaciones, principalmente dos: Jesse Eisenberg,el protagonista, me trasmite más bien poco, y por otro lado,nuestro querido Justin Timberlake, verdad Pablo :), pues haciendo de estrellita y sobreactuando bastante. Pero la dirección de la película, la manera de llevarla, de narrarla no me parece del todo mala. Simplemente intenta reflejar de una manera no excesivamente morbosa la creación de uno de los mayores hitos, que no es lo mismo que genio, del siglo XXI: Mark Zuckerberg.
    En cuanto al tema de la adicción a Internet pues tengo poco que añadir. Es evidente que la sociedad actual vive en la red y ante ello lo único que podemos esperar es que la sociedad consiga un mayor conocimiento y manejo de esta herramienta para así hacer posible una mejor utilización de la misma.

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  6. Matizaré dos cosas y ya os dejo en paz:

    1) La estructura narrativa de la película, como digo, me encanta. Lo que no me termina de convencer es el guión en sí (por si se me había entendido mal).

    2) A Jesse Eisenberg le nominaron al Óscar a Mejor Actor por esta película. En serio, no es coña.

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  7. +1 a José Carlos, la película está basada en los inicios de Facebook, me parece bastante interesante para los temas que tratan y para los personajes que hay, no se olviden que está basada en hechos reales, y en la realidad Zuckerberg tuvo una gran idea pero sigue siendo un frikazo (seguramente muy aburrido). Mantiene la atención, hay trencillas secundarias y todo para tratar un tema de actualidad, tampoco tiene que ser exacta ya que se trata de un guión adaptado, no un documental. No he discutido nada con Jorge sobre esta película, pero me encantaría hacerlo, a ser posible en un ring de boxeo (voy a defender esta película a muerte). En cuanto a Facebook, qué decir que no sepamos, que controlan nuestras vidas, que regalamos nuestros contenidos privados, nos tienen en bases de datos y si antes era fácil manipularnos imagínense teniendo todos nuestros datos sin esfuerzo. Aún así la seguimos utilizando (yo el primero), espero que un día no veamos el peligro de haber regalado todos nuestros datos más de cerca, pero ahora mismo considero que Facebook es una herramienta muy buena por muchos aspectos.

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  8. Dejando la película más de lado y yendo al meollo de las redes sciales, creo que Facebook es el as de todas estas por una razón: se pasa por el arco del triunfo la privacidad. Es algo como... "Hola, soy Mark Zuckerberg y la CIA me va a dar una medalla por cederle toooodos vuestros datos personales, y de paso, cualquier sociópata con conexión a internet puede saber vuestra vida al instante. ¿Sabéis lo mejor? Que ni os vais a enterar y os va a gustar".

    Este nulo respeto a la privacidad permite que el uso de la misma sea más cómodo frente a cualquier otra red, puesto que es mil veces más fácil cotillearle la vida al vecino por aquí que seguirle en Twitter o hacerse amigo suyo en Tuenti, o hablar con él vía Whatt´s App. No tiene por qué enterarse de que le has visto. Podemos espiarle por debajo de la puerta, no obstante, en este caso la rendija es enorme y nosotros invisibles. Ahora imaginemos que ese vecino somos nosotros y el cotilla resulta ser nuestro futuro jefe, o un competidor por el puesto de trabajo que nosotros ostentaríamos.

    Las maravillas de las nuevas tecnlogías, oiga.

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  9. A ver, la película está mal hecha, ahí coincido con Jorge (actores tan penosos que no sabes si odias a Zuckerberg más por su crueldad o por su falta de sustancia, y un sonido cutre, cutre, cutre), pero me gusta cómo está contada y planteada la historia (aunque muchas cosas no sean ciertas y a pesar de un guión un tanto... raro). Tampoco entiendo qué pinta Timberlake en la película, sin él ya era lo suficientemente comercial, no hacía falta pasarnos a este tipejo por la cara. De verdad que no. Por otra parte, hay que ver cómo se nota que Jorge es crítico (lo digo con simpatía, ¿eh?).

    Y sí, ya lo sabemos, somos todos unos ciber-yonkis, pero no creo que Facebook tenga la culpa de todo. Cotillas ha habido siempre, la diferencia es que ahora los medios han cambiado. Dentro de poco las abuelas ya no mirarán a través del visillo para ver con quién sales, directamente mirarán el Facebook. Lo que sí es interesante es que nos fastidia que nos miren a través del visillo, mientras que en Internet lo colgamos todo voluntariamente, exponiéndonos a mucho más que a ser la comidilla en la mesa de nuestra casa. Poniéndome un poco filosófica, es como si nada de lo que no vemos nos afectase, aunque sepamos de su existencia a ciencia cierta. Hasta que alguien cuelgue o vea algo nuestro inapropiado en Internet, y hasta que no veamos en directo a niños morir de hambre en alguno de esos países que no sabemos ni situar en un mapa, ni lloraremos ni se nos caerá la cara de vergüenza, seguiremos a nuestra sopa boba.





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  10. A mí la película no me disgustó. Hubo momentos en los que la veía demasiado lenta...pero en general, me pareció que estaba bien y que entretenía un rato. ¿Que sea verdad todo lo que cuenta? Pues seguramente no, pero yo cuando empecé a verla no esperaba encontrarme con un documental (de hecho, si hubiese sido tal y como sucedió en la realidad, tal vez sería un aburrimiento enorme y nadie se molestaría en verlo. Así, por lo menos, consiguen un poco más de público...)

    En cuanto al tema de Facebook, como ya dije en la entrada de Google, somos nosotros los que ponemos en bandeja nuestros datos a las compañías. Si Facebook sabe tantas cosas de ti, de lo que haces y de lo que te gusta, el único culpable aquí eres tú. Y si nos leyésemos los términos y condiciones de uso, y la política de privacidad, otro gallo cantaría y, puede que no publicásemos tantas cosas. Yo soy la primera que no lo hago porque me da pereza, pero tampoco me quejo de que sepan algo sobre mí.
    Lo de que todo el mundo se pueda enterar de tu vida...bueno, eso lo pongo en duda. Todo el mundo al que tú se lo permitas. Porque si pones tu perfil como privado y que solo lo vean tus amigos, pues solo ellos se enterarán de lo que haces. Pero, si ya pasas a tener "amigos" que en realidad no lo son, o dejas tu perfil público o para amigos de amigos, entonces queridos, no nos quejemos de que se sepa nuestra vida. Siempre debemos revisar el perfil y ver que todo lo que tenga que estar escondido lo esté y todo lo que quieras que sea visible, lo sea. Además, hay opciones en Facebook, para que algunas de tus fotos solo sean visibles para ti. No creo que nuestra privacidad sea un gran problema si sabemos manejarla, sobre todo nosotros.

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  11. En realidad, Camila, así debería ser (y lo fue en su día), pero hoy en día ya no lo es. Aunque tu perfil sea privado, y solo lo puedan ver tus amigos, con las últimas actualizaciones de Facebook basta con que uno de tus amigos te deje un comentario, o un "me gusta" en una foto para que sus amigos puedan verlo (sin que tú lo sepas), y se va alargando la cadena... Hasta que llegamos al punto en que cualquiera puede conocerte, aunque sea el amigo del amigo del amigo del amigo de un amigo tuyo (ya sabéis esa teoría que dice que bastan seis niveles de "contacto" para llegar hasta cualquier persona en el mundo, a través de gente que conoces).

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  12. Sí, pero supuestamente, creí leer hace unos meses, que había que hacer algo para que cuando tu amigo diese a "me gusta", sus amigos no pudiesen verlo. Lo leí, ahora, no sé si es verdad o mentira.
    Ah! Y por lo de la teoría esa de los seis niveles, yo con solo cuatro personas (y conocidas las tres primeras), puedo llegar hasta los Jonas Brothers. Que pena que no sea una fan enloquecida...

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  13. Se puede, pero el que tiene que hacerlo es tu amigo. Y o lo hacen todos tus amigos, o basta conque uno no lo haga para que ya sea accesible a todos...

    Con la teoría esa, yo solo necesito dos intermediarios para llegar hasta Bill Gates. Y únicamente un intermediario únicamente para llegar hasta Santana o José Mota :D

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  14. Gran artículo, Obli. Muy EXTENSO, se nota que te lo has currado.
    Personalmente, me encantó la película. La historia engancha, y ver la metamorfosis de Mark conforme va creciendo Facebook y cómo se ve influido en ese camino es bastante interesante.
    ¡Muy recomendable!

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