domingo, 7 de abril de 2013

El Gran Google y su política de privacidad




“El Gran Hermano te vigila”. 1984, George Orwell


El Gran Hermano (“Big Brother” en el original) es un personaje ficticio perteneciente a la obra cuya cita abre este artículo, y era el líder totalitario -hasta sus últimas consecuencias- de Oceanía, una de las tres grandes potencias de la novela. En dicha novela, cada persona estaba bajo completo control y vigilancia del Gran Hermano, mediante un dispositivo denominado telepantalla, que registraba todas sus acciones, intereses y deseos, siendo a su vez emisor de toda la propaganda gubernamental.

Pasemos de la ficción a la realidad.

El 1 de marzo de 2013 el gigante de Internet, Google, cambió su política de privacidad, unificando todos los datos de sus diferentes servicios (Gmail, Blogger, Youtube, Google Drive y un largo etcétera de más de 60 aplicaciones), quedando homogeneizados todos los datos de cada usuario en un mismo “pack”, según el propio Google, “para proteger los datos de cada usuario”. Esto implica que Google puede comparar los datos de las diferentes cuentas de cada servicio, así como los hábitos personales que se deducen del correo electrónico, y datos de registro como números de teléfono, cookies, o direcciones IP; y a posteriori cruzarlos para poder establecer un perfil del usuario y sus intereses.

Obvia decir que este cambio es obligatorio para todos los usuarios. Sin embargo, esta remisión de privacidad no es la única ni mucho menos de hoy en día. Para empezar, recordemos que con una búsqueda de nuestro nombre en Google, ya aparece todo lo que haya sido publicado sobre nosotros en Internet, ya sea en un blog, un periódico, incluso algún foro, todo lo que lleve nuestro nombre.

Tengamos en cuenta también el impacto de Facebook y todo lo que implica: primero, recordemos la cesión de los datos de cuentas de Facebook a la CIA; segundo, la facilidad con la que se puede acceder al espacio personal de una persona desde Google (con teclear su nombre y seguir el vínculo, podemos acceder a su muro y fotografías personales en la mayor parte de los casos); y tercero, la facilidad de hacer un perfil de cada persona en base a lo que clica en el botón Me Gusta (es decir: se puede obtener datos sobre la edad, intereses, orientación sexual, entre otras, según un estudio del Financial Times).

No nos olvidemos de Twitter, a través del cual se puede obtener fácilmente una línea ideológica de cada persona, solamente con ver qué tuitea sobre temas clave de actualidad y lo que retuitea; además de saber qué relaciones tiene con otros usuarios, mediante sus interacciones (en las que para entablar conversación con otro usuario tiene que nombrarle públicamente). Ni de Whatt´s App, que obliga al usuario a ceder toda su agenda de contactos a la aplicación.

Ahora combinemos todo esto con que Google tenga acceso a todos los datos de todas nuestras cuentas (nombre, apellidos, dirección…) en sus servicios. La ficción del Gran Hermano no queda tan lejos, ¿verdad?

No obstante, eso no es lo peor. Lo peor no es que cualquier persona con conexión a Internet pueda hacerse un perfil completo de nuestra persona, de cómo pensamos, de nuestros intereses, de prácticamente todo. Lo peor no es que Google pueda ejercer activamente de Gran Hermano. Lo peor es que hemos aceptado con una sonrisa, y sin saberlo, a nuestro particular Gran Hermano, en nombre del progreso y del futuro, dado que hoy en día si no usas Facebook, Twitter, GMail y Whatt´s App (podríamos llamarlas las telepantallas del siglo XXI) ya estás atrasado y lastrado a la hora de comunicarte y relacionarte en los ámbitos personal y laboral: es decir, la línea roja de la brecha digital viene marcada, a fin de cuentas, por el nivel de cesión de privacidad que aportemos.

Sí, el Gran Google nos vigila. Y no nos importa.

11 comentarios:

  1. Nao, hao, buenas noches a todos. Hoy nos toca hablar de privacidad, y Salva se ha encargado de explicarnos punto por punto cómo se las gasta Google en el asunto. Pero yo me quedo con la conclusión final de nuestro compañero: no nos importa que se entrometan hasta el fondo en nuestra intimidad. Es más, nos gusta que todo el mundo sepa y conozca todos los rincones de nuestra existencia. Facebook sentó el precedente. Así que, ¿qué más da que con un simple y sencillo clic se pueda acceder a todos nuestros datos?

    Realmente, nadie lo valora como algo importante hasta que sucede una desgracia (suplantación de identidad, robo de la cuenta, amenazas e intimidación por parte de hackers, pedófilos, etc...). Algo así haría cambiar a más de uno su visión de compartirlo todo con todos en la web. Pero hasta que no pase...

    Google hoy en día no tiene rival en Internet. Es algo más que sabido y comentado, pero ciertamente es mejor que busque ofrecer un servicio de mayor calidad con el paso de los años a que quiera adentrarse cada vez más en nuestra intimidad. Lo cierto es que ahora mismo a nadie le importa. ¿Vosotros qué pensáis?

    ResponderEliminar
  2. Es lo que dice Pablo, a nadie le importa, pero todos lo hacemos. No creo que sean muchos los que le dan a "acepto los términos y condiciones" y verdaderamente sepan cuáles son los términos y condiciones. Yo incluido. Tampoco es que las compañías de internet lo hagan muy accesible. Y es que verdaderamente no se tiene consciencia de revelar algo que pueda ser usado en tu contra cuando verdaderamente publicas tu información en la red, pero hay que tener cuidado. Creo que, pese a las facilidades que se nos dé para obviar cualquier advertencia y publicar nuestros datos personales, deberíamos recapacitar cada vez que lo hacemos sobre qué es lo que estamos revelando y a cuántas personas.

    Por otra parte, es cierto que sistemas como los de Tuenti o Facebook se prestan a que exista contenido tuyo publicado en tu muro sin que tú lo hayas consentido, ya que, por ejemplo, un tercero puede publicar una foto de ti que tú no quieras que sea difundida. No obstante, hasta que no te des cuenta y hables para que sea retirada(o la denuncies mediante los sistemas que la página prevé para ello, con lo que tardarías más), ese contenido será compartido por todos los que vean tu perfil. Por no hablar de la gran cantidad de casos que ha habido por Twitter de patinazos que han acabado con gran polémica(¿Era el número de Paula Vázquez el que se filtró por una foto en esta red social?), aunque honestamente en estos casos responsabilizo totalmente al emisor de cualquier repercusión por no ser capaz de controlar lo que vierte en una red social tan abierta como Twitter ya que, aunque nuestro compañero Salva no lo mencione, puedes tener conversaciones privadas por Twitter perfectamente sin necesidad de revelar a la comunidad general de qué estás hablando.

    Y ya, apuntando a la reflexión final del artículo y yendo un poco más allá, cabría preguntarse ¿Qué uso hace Google, o cualquier entidad o página web a la que cedemos nuestros datos, de los mismos? ¿Somos conscientes verdaderamente de lo que pueden hacer estos sitios con la información que compartimos, aunque la creamos controlada?

    En este sentido, siempre menciono un caso curioso que conozco de primera mano, el de unos conocidos que vieron borradas varias imágenes de Tuenti al mismo tiempo sin ninguna explicación de un día para otro. ¿Es que alguien denunció esas imágenes seleccionadas al mismo tiempo y Tuenti actúo de oficio de repente? ¿Sin dar ninguna explicación? Es extraño, porque todas las fotos correspondían a difusión de actividades o a la promoción de una asociación con una determinada ideología. ¿Puede que exista alguien que vigile los contenidos que vertimos o no? ¿Es que hubo injerencias de otra institución ajena a Tuenti que decidiese que aquello no se debía difundir? Son especulaciones demasiado conspiranoicas para mi gusto, y la teoría de una denuncia masiva me sigue pareciendo válida. No obstante, ¿qué es lo que Tuenti considera como un motivo de denuncia? ¿Dónde están los límites entre lo que se podría publicar y lo que no? ¿Qué más hemos aceptado en cuanto a los contenidos que difundimos por internet sin darnos cuenta?

    ResponderEliminar
  3. Buenos días,

    Personalmente no me preocupa la cantidad de información que vertemos en la red. Actualmente, existen numerosos mecanismos para evitar verter información personal en la red, depende de del manejo que dé el usuario a la red y el interés que ponga.

    Realmente, podemos decir que sufrimos un cierto "morbo" a la hora de verter información, pues hacemos blogs sobre nuestros gustos literarios o musicales, compartimos las fotos de la cena que hicimos o subimos tuits sobre nuestro día a día.

    Poca gente tiene conciencia de lo que vierte en la red, pero como ya he dicho, existen distintos mecanismos para evitar ceder información. Todo depende de la forma en que use Internet.

    ResponderEliminar
  4. Personalmente, creo que para que algo en Internet sea censurado por su ideología en un país "libre", tiene que ser de una magnitud y fuerza extraordinarias para que alguien se moleste en borrarlo (o muchos usuarios en denunciarlo hasta que así sea). No, más bien creo que el uso que pueda darse a los datos de nuestro perfil va más ligado a fines mercantiles. La publicidad de Google y derivados (y derivados de derivados, como Spotify, conectado a Facebook) va dirigida a las personas según la edad, el sexo...

    De la misma forma, los datos de nuestro perfil en Internet probablemente serán revisados por las futuras compañías para las que trabajemos. Creo que en estos ámbitos no es conspiranoico hablar de que nuestra intimidad se hace cada vez más pública y tendrá consecuencias futuras.

    Y ya siguiendo un poco más la línea anterior, no sólo entidades anónimas y gigantescas nos observan, sino que cualquiera puede investigar sobre nosotros en Internet. Los límites de nuestra privacidad los ponemos nosotros, vale, pero ¿quién puede vivir sin una cuenta de correo electrónico? Ya no a nivel social, sino profesional. Nadie. Y esto sí podría ser considerado una imposición en toda regla que se escapa a nuestra prudencia.

    ResponderEliminar
  5. En primer lugar... Tengo que decir que no es muy difícil crear una identidad virtual y moverse con ella sin necesidad de dar datos reales. En mi caso, por ejemplo, solo encontraréis mi nombre real en la red en sitios contados (como en este blog), y porque es totalmente necesario o ajeno a mí. En el resto del universo informático, soy totalmente invisible. Sabéis que soy yo, porque yo quiero que lo sepáis, por ningún otro motivo.

    Creo que Pablo lo ha dejado muy claro al decir que "nos gusta que todo el mundo sepa y conozca todos los rincones de nuestra existencia". Es cierto. Como comentaba esta mañana en clase, sin ir más lejos... Nadie nos obliga a tener Tuenti, Twitter, Facebook, un blog... A usar un buscador u otro... Ni siquiera a usar Internet. Nadie nos obliga, no. Es cierto que, como dice Salva, cuanto menor sea el número de estos servicios que usas, más incomunicado estarás... Pero eso no quiere decir que estés incomunicado por completo. ¿Qué pasa, que hace 25 años la gente no se comunicaba entre sí? Claro que lo tenían más difícil, obviamente. Pero podían. Lo único que ha cambiado es que a nosotros se nos ofrece comunicarnos con mayor comodidad. Y, a cambio de esa comodidad, se nos pide que cedamos, que perdamos parte de nuestra privacidad e intimidad. Nos gustará más o menos, pero una empresa está en su perfecto derecho de exigir que, por ejemplo, si usamos su proveedor de correo demos a conocer nuestro número de teléfono, o permitamos el envío de publicidad. Nos gustará más o menos y podremos quejarnos, pero no podemos obligar a la empresa a que cambie esas condiciones de uso. No podemos porque estos servicios de los que estamos hablando no son, en ningún caso, servicios de primera necesidad, y no estamos obligados a utilizarlos.

    Nadie nos ha puesto una pistola en la cabeza y nos ha dicho "eh, tienes que ceder tu privacidad y tu identidad". No. La pistola nos la hemos puesto nosotros mismos, y no nos ha importado, porque con esa pistola apuntándonos, seremos el centro de atención durante un tiempo. Últimos segundos de gloria. Sonreid antes de que llegue la bala y disfrutadlos.

    Jorge Lázaro

    ResponderEliminar
  6. Conicido con muchos de vosotros en que nadie nos ha obligado a formar parte de internet, y ceder nuestros datos personales. De hecho conozco a gente muy reacia a esto y como dice Jorge, aunque quisiéramos encontrar algo de esa persona sería imposible, ha preferido mantenerse fuera de toda esta política de internet. Lo que es cierto es que se ha convertido en normal que todos tengamos un perfil en cada una de las redes sociales, lo que crea un círculo vicioso que empuja a aquellos que no quieren ceder sus privilegios hasta que un día finalmente lo hacen.

    Lo que más me jode son los formularios que hacen casi todas las redes y las páginas, a los que sin leérnoslos los aceptamos, y que si analizáramos minuiciosamente no los aceptaríamos; está hecho a propósito, igual que en el prospecto de un medicamento si lo leyéramos, no lo tomaríamos. Y ahora podemos decir, ¿Y por qué no los leemos? Puede poner misa en ese documento, la experiencia me dice que se pasan por el forro todos esos documentos (véase el caso de las preferentes) o los anuncios en televeisión con una parrafada de letra pequeña pasando a toda velocidad para que puedan decir: -¡Si estaba puesto! Venga ya.

    En definitiva, puede ser que en un futuro me arrepienta pero ahora mismo están todos mis datos en internet.

    Andrés García Luján

    ResponderEliminar
  7. A mí me gustaría incidir en un aspecto en el que ninguno de mis compañeros parece haberse fijado hasta ahora. Aunque lo considero casi anecdótico comparado con el hecho de que nuestra privacidad se diluye en Internet a pasos agigantados, también me parece un tema interesante de debate: Google, y Facebook, y demás compañías, se están lucrando con nuestros datos, y no poco. Colocar publicidad en las redes sociales o en el propio buscador de Google es muy atractivo para las empresas porque la publicidad está prácticamente personalizada en base a nuestro perfil en estas redes. Sin embargo, nadie nos paga ni nos da nada por hacer uso de nuestros datos.

    Algunos podrían esgrimir el argumento de que "es que es un servicio gratuito", sí, pero el precio que yo "pago" por hacer uso de ese servicio gratuito es la publicidad que consumo. Se están lucrando con nuestros datos, tanto comerciando con ellos directamente (la mentada colaboración con la CIA), como en base a los estudios sociológicos que realizan.

    ¿Qué opináis vosotros?

    Un saludo,
    J.C. Huerta

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy interesante lo que comentas J.C. Creo que más allá de que queramos o no queramos privacidad, que eso depende de cuestiones morales de cada uno y de otras condiciones, lo que si podemos analizar es como estas empresas,todo poderosas ellas, utilizan nuestra ausencia de privacidad, para lucrarse... Es decir no quiero entrar al trapo en sí es necesaria más privacidad en Internet o no, cada uno tendrá su opinión personal y sus ideas, pero lo que sí creo, es que no debemos dejar de analizar que hay alguien que controla esto , y que sale ganando con estas normas.

      Eliminar
  8. Muy interesante tu entrada, Salva. Sin duda, la intimidad es un aspecto de nuestras vidas que solo llegamos a apreciar cuando la perdemos, ya sea por culpa nuestra o por alguna intromisión.

    El problema, considero, es que realmente nos la suda. No somos conscientes de que estamos exhibiendo toda nuestra vida por Internet, y al ser una práctica común minimizamos su importancia.

    Lo que está claro es que hoy por hoy ya estamos perdidos. Ha cambiado toda nuestra forma de comunicarse y no podemos volver al estado anterior. Habrá que adaptarse, o morir.

    ResponderEliminar
  9. Estoy de acuerdo con la mayoría de opiniones que habéis dado, pero sobre todo con Jorge. Me parece muy bien que nos quejemos de nuestra falta de intimidad, de que las empresas cogen nuestros datos, pero...¿no somos nosotros los que se los estamos poniendo casi en bandeja? Porque si en Facebook, por ejemplo, no quieres que nadie sepa quien eres ni que sepan tus gustos, no subas fotos tuyas ni le des a "me gusta" en las páginas. Si no quieres que nadie sepa sobre ti, ¿para qué tienes en primer lugar una cuenta en una red social o un email? Correos sigue existiendo. Es verdad, y no lo dudo, de que las comunicaciones serían más difíciles, pero, puestos a pasar desapercibidos, hagámoslo bien.
    Soy de las que se hizo su primera cuenta de tuenti cuando aún era demasiado pequeña y que, tal vez, no supiese las consecuencias de ello. Es verdad que en su momento llegué a tener incluso amigos que no conoces de nada. Pero, a estas alturas, los únicos amigos que me quedan en las redes sociales son con los que interacciono de alguna manera u otra fuera de la red.
    Otra cosa que estáis diciendo es lo de que cualquiera puede ver tu perfil de Facebook...depende de cómo lo tengas tú; si lo tienes público, lo verá todo el mundo; pero si lo tienes para que solo lo vean tus amigos, nadie que no sea tu amigo puede ver nada (y os lo digo por experiencia, por estar buscando a personas y no saber si son o no por no poder ver sus fotos ni nada).
    Y lo de la publicidad...pues, bueno, qué se le va a hacer. De alguna manera tendrá que vivir la gente, no?
    En fin, aquí está Camila un poco polémica... jajaja

    ResponderEliminar
  10. Falta justificar la entrada, así queda un poco mal.. =)

    ResponderEliminar